Se fue el perro y llegó el jabalí

El año recién pasado, el año del perro, me fui a Viña del mar a pasar unas pequeñas vacaciones-y-aprovechando el vuelo-nos quedamos a ver los fuegos artificiales. Bajamos del cerro en auto, no nos costo mucho encontrar estacionamiento. Caminamos hasta la playa, ya estaba lleno de gente a las 10 de la noche. Vendían sombreros con pelos de colores, pulseras luminosas, la gente se fue con mesa y champaña a la playa para esperar los fuegos artificiales y el abrazo de año nuevo. Después de los abrazos y de esperar que tiraran los fuegos artificiales-5 minutos después de las 12 los tiraron-la gente se empezó a ir, algunos se quedaban a terminar la champaña o a mojarse las patitas, cosa que no hice porque soy friolenta, pero si me acerque a la playa, al aguita y me molestó mucho ver a toda la gente tirando las botellas de plástico al agua, rompiendo las de vidrio, dejando muy sucia la arena, peligrosa para la gente y animales. Cada vez que íbamos a la playa nos preocupamos de dejar todo limpio pero hay veces que los esfuerzos parecen en vano, aunque no pierdo las esperanzas de una conciencia colectiva mas decente.

Mientras tomabamos sol, habían dos perros playeros-uno perseguía las gaviotas, el otro dormía todo el día- los dos se acostaban bajo la sombra de nuestro quitasol y eso que la playa estaba llena.





Feliz año del jabalí.