No creo que sean sólo las hormonas, no creo que sea sólo porque soy mujer (complicadas intrínsicamente, dicen) que me siento con la presión de estar bajo el agua pero a la vez con la protección que esta otorga.

El reflejo de los árboles me confunde, así como los recuerdos no me dejan pensar claro. Trato de no tener miedo, no quiero olvidar como nadar y morir por falta de agua.

Abro bien los ojos, cuido que el reflejo del sol no me deje encandilada y comienzo.
Primero las aletas mas pequeñas, luego el movimiento suave de mi cuerpo y finalmente la cola que me da el impulso final.